Inés Ballesteros - Psicóloga en Tenerife

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SOL-edad no elegida

Reconciliarnos con la soledad, dejarnos acompañar por ella sin huir de su presencia es un camino que podemos recorrer solos/as o con ayuda de un psicólogo o psicóloga.

Somos seres sociales y más aún programados para compartir con el otro/a, por supervivencia principalmente, para procrear y perpetuar la especie. Actualmente son millones las personas que no tienen pareja, y no siempre por decisión propia.

No elegir estar solo y estarlo llega a ser un estado doloroso, triste, oscuro por lo «impuesto» del mismo y sin embargo, podemos dar un giro a esas emociones sin rechazarlas ni negarlas, simplemente aceptándolas.

Aceptar la SOL-edad

Como psicóloga no ayudo a buscar pareja, pero si acompaño en la aceptación del sentimiento de soledad sin la intención de cambiarlo sino de «digerirlo», «asimilarlo», dándole un espacio en nuestro cuerpo, mente y corazón.

Aceptar la soledad implica reconciliarnos con el mundo, dejar de culparle por nuestro estado, y reaccionar ante nuestras emociones de manera responsable, tomando las riendas de las mismas para evitar hacernos daño.

Lamernos las heridas constantemente solo conseguirá que nunca cicatricen, que la herida sea más profunda y que el dolor se acreciente.

La SOL-edad no es una condena

soledadNo estar en pareja no es una condena, no tiene que ser limitante, las limitaciones nos la ponemos  cuando aceptamos sin cuestionar que no tener pareja es algo de lo que salir, huir, ocultar…

El modo en que vivimos la soledad, depende de nuestras creencias, educación, mensajes implícitos, cultura etc.

No aislarse de la sociedad, tener rutinas, motivarse, cuidarse, etc., son acciones que nos permiten vivir la soledad como una oportunidad de conectarnos con quienes somos, de auto -abastecernos emocionalmente y de generar nuestros estados de bienestar.

Estar en soledad  y acudir a eventos donde “tener pareja» parece ser el requisito,  nos lleva a colocarnos en una situación de comparación, nos infravaloramos, nos llegamos a sentir “menos que”.

Sin embargo ese sentimiento es una construcción de la mente, propiciada por una educación en la que la pareja tiene un valor prioritario, hemos crecido en una sociedad formada por parejas a las que se les ha otorgado un lugar prioritario.

A veces estar en pareja sí que  nos condena, si no estamos despiertos para no perder la individualidad tan necesaria para que esa unión siga creciendo.

Yo también tuve que aprender a vivir en SOL-edad

No es que cuando yo he estado sin pareja lo haya vivido subida en una nube, alimentada de los ideales de las ventajas de la soledad y sus beneficios emocionales para mi persona, no, para mí también ha sido un camino a recorrer en el que he ido descubriendo diferentes maneras de transitarlo.

Lo que transmito y trabajo como psicóloga, es lo que  he aprendido, mediante el estudio y la experiencia: que ir contra corriente nos debilita, nos acrecienta la angustia, nos enturbia la mirada, nos hace sordos al ambiente y nos frena en el avance.

En el artículo  «¿Miedo a la soledad? Aprende a disfrutar de tu compañía»  se recogen algunas claves que nos pueden facilitar en el día a día la convivencia con la soledad, y así aún así no somos capaces de vencer esos sentimientos de angustia o tristeza quizás es el momento de pedir ayuda a un psicólogo/a.