Inés Ballesteros - Psicóloga en Tenerife

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La Autoagresión es una señal del trato que nos dispensamos, y con ella se hace evidente lo injustos que somos con quienes somos.

En mi consulta como psicóloga hay una pregunta que no puedo evitar hacer ¿cómo te agredes?.

A veces la gente me mira perpleja como si estuviera preguntando alguna barbaridad, pero tardan poco en identificar las diferentes maneras en que llevan su cuerpo al límite, se dañan física o emocionalmente, aspecto del que hasta ese momento no eran conscientes.

las autoagresiones son maneras que tenemos de hacernos daño, de lastimarnos, y aunque parezca una incoherencia en muchas ocasiones las usamos para aliviar un malestar inicial, ansiedad, angustia, emociones como la rabia o el dolor. Lejos de sanarnos, nos enferman por dentro y por fuera.

Resulta más sencillo identificar como nos agreden los demás, como nos dirigen un trato irrespetuoso, dañino, … pero nos resulta difícil darnos cuenta de que probablemente nosotros nos hacemos lo mismo incluso en ocasiones con mayor dureza.

La Autoagresión tiene mil caras.

Nos resulta fácil identificar como autoagresiones aquellas que relacionamos con conductas como: arrancarse el pelo, auto-mutilaciones…, y pasan desapercibidas otras por su aparente falta de gravedad.

Las autoagresiones tienen mil caras, innumerables maneras de manifestarse y me gustaría compartir solo algunas de ellas:

  • Someter a nuestro cuerpo a subidas y bajadas de peso de manera descontrolada.
  • Exigirnos jornadas maratonianas de horas de trabajo.
  • Privarnos de espacios de descanso.
  • Exigirnos una imagen perfecta a pesar de no sentirnos bien.
  • Negarnos necesidades incluso básicas ( no ir al baño o no comer  por tener que terminar un trabajo).
  • Callarnos emociones por evitar conflictos.
  • Tener fiebre y no respetar el reposo y descanso sino ir a trabajar o a algún evento.
  • Tomar decisiones sin pensar en las consecuencias.
  • Descalificarnos continuamente.

Podría seguir, pero dependerá de cada persona la manera en que se autoagrede y tengan por seguro que a la larga todas ellas terminan por pasar factura.

La Autoagresión como alivio: El Engaño.

Cuando por ejemplo no comemos porque tenemos mucho trabajo, entendemos que el dar prioridad a la tarea nos hará sentir mejor que el parar para alimentarnos. Hacer de esto de manera puntual no tiene porque ser una autoagresión, pero cuando es de manera continuada es importante  ser consciente del abandono al que nos llevamos en pos de un elemento externo.

Cuando de manera continuada dejamos de atender nuestras necesidades no solo se debilita el cuerpo también lo hace la mente y se generan emociones muy perturbadoras. Nos podemos descubrir en frases como » llevo una semana horrible, ni he comido hasta la noche porque estaba hasta arriba» , «esta semana a pesar de la fiebre no he dejado de ir a trabajar, hacer la compara, el cumpleaños de…» ¿creen que eso no tiene consecuencias?.

Otra manera de autoagredirnos es reprimiendo nuestras emociones, a veces pensamos que es mejor callar que decir y así evitamos un conflicto, pero ojo que quizás aunque el conflicto externo se evita probablemente se genera el conflicto interno. No decir lo que sentimos (de manera asertiva), nos lleva a negarnos opiniones, derechos y necesidades, y la incoherencia resultante finalmente nos hace sentir decaídos, decepcionados, sin motivación etc. Pues aunque no lo crean esta es una de las formas de autoagresión más comunes e incluso me atrevo a decir más aceptadas socialmente.

Mis Autoagresiones.Inés Ballesteros Psicóloga

Hoy comparto este post porque yo también tuve que aprender a identificar de que manera me autoagredía, antes de ser terapeuta recorrí mi propio camino y espero que sirva a quienes los transitan como un punto de esperanza y decisión a pedir ayuda.

Cuando era adolescente llené mi vida de logros, títulos, estudios, acciones altruistas…, y un día terminé en la consulta de un psicólogo deprimida, insatisfecha y descuidada física y emocionalmente. Lejos de abordar directamente mi daño físico, mi terapeuta me acompañó en el descubrimiento de como había llegado allí dejando de responsabilizar al mundo y sus exigencias y haciéndome entender como mi propia exigencia me estaba destruyendo.

Intentar estar siempre a la altura, darlo todo, no ocurría de manera espontanea, suponía un continuo acto de renuncia hacía lo que yo quería, lo que yo necesitaba, lo que yo opinaba…

Cuando empecé a escucharme, a respetarme y a tratarme con el mismo cariño que lo hacía con los demás empezaron desaparecer las autoagresiones que me habían llevado incluso a estar enferma (anemia, infecciones en el trato urinario, heridas en las manos). Dejé las pomadas, los antibióticos, en realidad no es que los dejara sino que dejaron de ser necesarios porque desaparecieron las conductas que me producían ese daño.

Amarse versus Agredirse.

Cuando trabajo con los pacientes sus autoagresiones desde quien quieren ser y no desde quién son se produce el cambio, desparece la necesidad de aliviar el malestar ya que este no se vuelve a generar cuando empiezan a quererse, respetarse y responsabilizarse de su vida.

Les invito a escucharse, mirarse y darse cuenta de si el trato que se dan son el que se merecen, el que necesitan y al que tienen derecho.

Espero les sea útil el post, cualquier aportación o aclaración no dejen de hacerla, y gracias por compartir este rato conmigo.