Inés Ballesteros - Psicóloga en Tenerife

  info@inesballesteros.es

La sorpresa, el miedo, la incertidumbre, el desasosiego…todo eso irrumpió en nuestras vidas sin darnos tregua y dejó sus secuelas físicas, psicológicas y emocionales .

Cambiaba el mundo a golpe de noticias que inoculaban enormes dosis de ansiedad y a pesar de no estar preparados para ello tuvimos que dar respuesta de manera inmediata.

El Confinamiento fue necesario para poder hacer frente a un fantasma con nombre propio Covid 19 pero sin cuerpo, invisible a nuestros ojos pero dañino con nuestra alma, que quedaba expuesta al temor del contagio, de la muerte, de las innumerables pérdidas que hubo que afrontar (personales, familiares, laborales…).

Y sin darnos cuenta empezamos a adaptarnos a esa realidad extraña, ajena a lo que conocíamos pero imperativa y rápida.

Cambiamos la manera de trabajar, de relacionarnos en lo cotidiano, de vivir el día a día.. intentando normalizar una situación extraña y no deseada, pidiendo a nuestro cerebro y cuerpo que respondieran con la misma inmediatez con la que había  irrumpido la Pandemia.

Y las consecuencias no tardaron en hacerse notar, la ansiedad se hacía cada vez más presente, el insomnio la falta de apetito o el apetito en exceso, la irascibilidad, el agotamiento…todo ello consecuencia de no haber dedicado un tiempo necesario que nos permitiera asimilar la experiencia.

Nos olvidamos de parar, entramos en una hiperactividad que no permitía gestionar todo lo que ocurría, una huida hacia delante que solo se ralentizaba ante los síntomas de malestar físicos, emocionales o corporales.

Nuestro sistema nervoso tenía que trabajar de manera diferente, las hormonas que liberamos para poder dormir, estar felices…estaba disparatas y a pesar de todo ello queríamos rendir igual en el trabajo, con los nuestros, con las demandas que crecían…

La gente que ha llegado a mi consulta de psicología tras el confinamiento  me pide ayuda principalmente para poder bajar los niveles de ansiedad, resultado de lo vivido, sienten que sus vidas se paralizaron y que ahora no son capaces de hacerse nuevamente con el control al ser víctimas de un estado de alerta continuo, de agitación, de incertidumbre.

Y así están siendo estos meses, trabajo mucho en consulta aprender a parar la mente, hacer que venga «a casa», al presente para evitar estar en una anticipación continúa de un futuro catastrófico. Entre las principales herramientas utilizo el Mindfulness . 

 

Igualmente es importante entendernos, quitar el pie del acelerador, buscar espacios de auto cuidado para favorecer que poco a poco nuestro organismo recobre su equilibrio.

Aliarnos con nuestros miedos, ser compasivos con nuestra incertidumbre, respetar nuestros tiempos, mirarnos con afecto, tratarnos con respeto.