Inés Ballesteros - Psicóloga en Tenerife

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La dependencia emocional: ¿Qué hacer cuando por temor a ser abandonados renunciamos a quienes somos?, ¿Qué hacer, cuando para sentirnos amados priorizamos las necesidades de nuestra pareja frente a la nuestras? y todo ello para finalmente descubrirnos un día que a pesar de tanta renuncia finalmente llega la soledad.

Soy muy consciente de la dureza de mis palabras, pero con ello simplemente transmito la contundencia y la gravedad de actos cotidianos en los que nos colocamos en una situación de compra-venta sin darnos cuenta.

Para mi ,cuando soy capaz de «vender quién soy» a cambio de tenerte a mi lado, no deja de ser una «transacción», en la que hay un precio que se paga a cambio de algo, que supuestamente nos merecemos por ser quienes y como somos de manera gratuita.

Las relaciones amorosas son sanas cuando se dan en equilibrio, en equidad, desde una horizontalidad emocional que favorece el caminar juntos, sin que se impongan jerarquías, donde los sacrificios no llevan el mensaje de «te quiero» implícito porque no son necesarios, donde las carencias no se convierten en moneda de cambio.

La Dependencia Emocional dicho de manera sencilla es cuando «dependemos de la otra persona para estar bien emocionalmente« y realmente lo complejo no es entender el termino sino entender como llegamos ahí y cómo cambiarlo, si se quiere.

Para ello podemos empezar por descubrir cuales son las características personales que nos hacen más susceptibles de ser «dependientes emocionales».

¿Soy Dependiente Emocional?

Una persona dependiente emocional, llega a ese punto por una necesidad de afecto y amor que no ha sido cubierta en su desarrollo. Puede haber ocurrido que las figuras encargadas de criarnos lo hayan hecho de una manera más material: priorizando la cobertura de las necesidades de alimentación, vestido, higiene, educación, etc., y dando menor importancia a las necesidades emocionales que acompañan el proceso de crecimiento: afectividad, reconocimiento, escucha, compañía etc.

Ahora bien, cada persona ha suplido estas carencias de una manera diferente, en algunos casos nos encontramos con perfiles de personas extremadamente auto suficientes que no se implican en relaciones emocionales de manera intensa, y otras que se implican en exceso.

La clave de todo está en Darse Cuenta, de cómo estamos funcionando en una relación emocional (pareja, familia, amistad), y desde ahí identificar si nuestro manejo de la misma es sano o no.

No voy a enumerar frases donde uno marca con un «lo tengo» y en el recuento final dice : «…vaya pues soy un dependiente emocional», mi idea es más transmitir el conocimiento de dicho patrón desde nuestro, sentir, pensar y hacer.

La Entrega sin medida: Te pillé.

Si nos descubrimos en estados de «renuncia», «sacrificio», etc., de manera frecuente y dichos estados responden a la necesidad de  dar respuesta a la demanda o necesidad de la otra persona, podemos empezar a sospechar que algo pasa, ya que renunciar/sacrificar son estados que llevan inherente una negación hacia quién lo hace y eso significa ir en contra de nuestras necesidades probablemente.

A ver, no es que no sea bueno tener detalles con la pareja, donde cedemos el sillón, hacemos la cena, vemos la película que le gusta…, eso está estupendo, el problema está cuando para que «tú estes bien yo tengo que hacer un esfuerzo que es contrario a quién soy, como soy, lo que pienso, lo que siento, lo que quiero…».

Llevarnos a estados de renuncia y sacrifico lo queramos o no, nos va a generar emociones negativas, más allá de la satisfacción de » haber hecho algo bueno por la otra persona»., probablemente quede el » a mi no me apetecía pero…», «a mi no me gusta pero se que a …», «yo lo haría de otra manea pero…»,  a lo que se suma la coletilla de «lo hago porque te quiero…».

Si para que mi pareja esté bien, quiera estar conmigo, compartir tiempo, escucharme, etc., son más las veces que me adapto a esa persona que las que me muestro como soy…algo nos dice que no andamos en igualdad de condiciones….y lo peor es que tú eliges libremente estar en esa posición, con el único objetivo de que «estemos bien», y yo te pregunto ¿estemos?.

Te pillé, ahí está la clave y la trampa: ¿con tanto sacrifico, adaptarte, atender sus necesidades, etc., que sentimiento crees que está incubando?…

Con todo lo que yo he hecho por ti….¡Me lo debes!

dependencia emocionalHemos entrado de cabeza en el pozo del «me lo debes», es decir que si hacemos un resumen de lo que ha ido pasando hasta ahora en realidad los dependientes  emocionales, movidos por su necesidad de afecto, amor y reconocimiento, han suplido su carencia apoyándose en un patrón relacional donde terminan por generar en la otra persona la necesidad de tenerlos a ellos, es genial.

Es decir, los dependientes emocionales son espectacularmente hábiles en hacer que la otra persona se sienta muy «cómoda con su compañía», ya que les facilitan, a veces en exceso, su vida llegando incluso a anticiparse a sus necesidades para estar preparados para cubrirlas cuando estas lleguen. a esto se suma que el dependiente emocional se adaptará a los gustos, aficiones, etc., de su pareja generando un bajo nivel de conflicto, osea se construye la relación sobre pilares que no están conformados de dosis de realidad sino de «como sí» todo esto fuera real.

Lo que dan ganas de decir es «pon un dependiente emocional en tu vida», que parece que es como tener la termomix, una máquina de masajes, un equipo interdisciplinar para atender tus gestiones…. pero me temo que no es tan bonito, ni tan sencillo.

La persona con dependencia emocional se siente con el derecho a «reclamar» la contraprestación a su inversión, haberse entregado a la pareja desde esa renuncia parece llevar implícito una deuda que se va acumulando, deuda que solo se explicita cuando se siente que se está perdiendo la exclusividad emocional y emergen los temores al rechazo, al abandono, al dejar de ser el objeto amado.

Frases que nos ayudan a reconocer cuando estamos actuando con dependencia emocional serían:«nadie ha hecho por ti lo que he hecho», «si no fuera por mi estarías…», «toda la vida pensando en ti y olvidado de mi y ahora…».

Llegados a este punto también tenemos que darnos cuenta de que para que un dependiente emocional mantenga su esquema de funcionamiento, ha de haber al otro lado una persona que encaje con dicho patrón, por lo tanto, la dependencia emocional se mantiene porque se dan relaciones en las que ambas partes obtienen una ganancia, hasta que un día deja de ser así y quién más va a sufrir es el dependiente emocional

Dejar la Dependencia Emocional: Un camino a recorrer.

dependencia emocionalEn mi consulta de psicóloga hay pacientes que se descubren en un funcionamiento de «dependencia emocional» del que no eran conscientes y darse cuenta les permite iniciar un proceso de cambio que les reporta una mejora significativa en su modo de construir las relaciones.

Los dependientes emocionales, para mi como psicóloga, son pacientes intensos, con altas  dosis de sufrimiento con los que me identifico en etapas anteriores de mi vida. Haber tenido la oportunidad de trabajar con otros profesionales mis propios patrones de funcionamiento personal supone la posibilidad de encontrarme con el otro/a de una manera honesta.

Quiero decir con esto que ¿una vez que se va a terapia se deja de ser así?, pues lo que puedo decir es que es una decisión personal. Ir a la psicóloga te permite activar el darte cuenta, conocerte, manejar herramientas pero la decisión final de que se de el cambio es responsabilidad última de quien acude a solicitar ayuda, cuando esta se le brinda y explico el porqué digo esto.

Una persona dependiente emocional sopesará mucho poner en práctica nuevas herramientas, ya que inicialmente  le pondrán en contacto con su mayor miedo «el abandono»,  lo que explicaré con más detenimiento en la segunda parte de «Dependencia Emocional: Prostitución de las emociones al servicio del amor. (Parte I)» en el próximo post.

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